COVID Y PANDEMIAS
Raras pelucas nuevas: Milei y la animalización del otro
Gustavo Romero
Y si vas a la derecha y cambias hacia la izquierda, ¡adelante!
Es mejor que estarse quieto, es mejor que ser un vigilante (1)
El gobierno del Estado de la República Argentina se propone avanzar, al revés de lo deseado en la canción de Charly, hacia la derecha y con una velocidad inédita en la historia mundial. Javier Milei, autopercibido anarcocapitalista con el propósito de conducir los destinos del pueblo hacia la tierra prometida de la libertad absoluta, proclama que el hambre y las lágrimas de hoy son necesarios para la leche y la miel de mañana, y que su gobierno nos llevará a ese paraíso libertario cueste lo que cueste. A esa tierra donde la realidad se consuma plenamente y se identifica de forma absoluta con la palabra libertad, no sabemos cuándo llegaremos, si en el 2025 o dentro de 35 años, y para estimular a los creyentes (a quienes llama “los hombres de bien”) ofrece algunas imágenes de lo absoluto: Irlanda es una de ellas (2). Pero como toda imagen o copia del paraíso es imperfecta por real y concreta, Milei advierte que no debemos conformarnos con poco (la forma de vida de los irlandeses) cuando pensamos en la vida que merecemos: Irlanda tiene Estado, la organización criminal por excelencia, pero en la tierra de la libertad absoluta que vislumbra en el horizonte lo que quedará del Estado serán escombros con los que jugarán los niños mientras aprendan la historia pre-libertaria de la humanidad.
En el caso de que existan temples anímicos representativos de cada pueblo, lxs argentinxs merecemos el premio a la nostalgia, ese dolor de ya no ser. Milei lo sabe y para estimular la esperanza del mañana en un presente devastador de miseria creciente, apela a la imagen más poderosa, la gran mentira maravillosa, en la construcción de la nostalgia argentina: hemos sido el país más rico del mundo. Milei anuncia la buena nueva de que volveremos a ser ese país rico, incluso más rico que nunca, cuando la diosa Libertad haga el milagro de multiplicar las propiedades (privadas, claro); pero para eso hay que desmontar los últimos cien de los doscientos años de la historia argentina, en los que el Mal de la mano de la casta política se apoderó del instrumento maligno par excellence: el Estado (3). Si las cuentas históricas no me fallan dentro de la mesiánica lógica mileísta, el gran mal se inicia en 1916 y se plenifica en 1945. Por suerte para Milei el pueblo se puede equivocar cien años pero con acertar solo una vez alcanza para la gloria: se autopercibe así el elegido en el momento en que las fuerzas del cielo por fin le hicieron honor a la patria que tiene sus colores en la bandera.
Milei es un anarcovigilante de la libertad, orgulloso de serlo, y por el mundo transmite el mensaje de su causa cuyo lema es: Occidente está en peligro. En la conferencia dictada en Davos, el 17 de enero del corriente año, repite en gran medida lo que ya había escrito hace poco más de tres años en su libro Pandenomics: la economía que viene en tiempos de megarrecesión, inflación y crisis global: para salvar a Occidente es necesaria la vigilancia contra la praxis colectivista, y extirparla definitivamente es el objetivo por cumplir. Llama colectivismo no solo a las políticas distributivas sino a toda “política estatista”. En la lógica anarcocapitalista profesada por Milei, en el mercado no hay fallas, no hay errores, es decir, no existe el mal. Solo cuando el Estado interviene hace su aparición el mal en el mundo, y dependiendo del grado y alcance de las intervenciones será su intensidad. No hay que ser muy lúcido para acertar con la imagen exacta del mal en esta lógica: el color rojo y su despliegue de tonalidades. En este punto una espontánea hilaridad se vuelve incontenible como respuesta a esta burda lógica binaria del Bien y del Mal, y solo es capaz de mitigarla la fuerza de la memoria que nos interpela y nos deja helados de horror con el despliegue en la historia de los fanatismos y sus crímenes: no se debe soslayar que para Milei, excepto sus valientes leones del Bien que comulgan con sus ideales, la mayoría de los seres humanos, esos rebaños del Estado y sus políticas colectivistas, están encarnando el mal, realizándolo, eligiéndolo o están contaminados de alguna u otra forma (4).
Burdo y de terror: para Milei toda disidencia revela la expresión del mal, y el disidente mismo lo encarna en su ser. A esto lo llama “principio de revelación”. Si no se piensa como él y sus hombres de Bien es porque el mal opera en la disidencia, y en su lógica de la pureza ideológica el desacuerdo es caracterizado en términos morales como rosca, intereses espurios, circulación de sobres, coimas, conductas sintetizadas con la palabra corrupción: esencia de la casta, el mal en la tierra. Este mal que se patentiza con cada disidencia es siempre un mal animal: el otro es un animal, un disidente al que hay que denigrar, humillar, destrozar. La Libertad avanza con leones que tienen el voraz apetito de comer débiles corderos que viven bajo la protección del Estado.
El silencio tiene acción.
El más cuerdo es el más delirante
Sobre la base del libro Teoría del crecimiento unificado de Oded Galor (5), Milei expone en Davos que el capitalismo generó una explosión de riqueza desde el momento en que se adoptó como sistema. Se trata de la llegada al mundo de un quantum de felicidad inestimable como efecto de la descollante tarea de los propietarios de los medios de producción, “los exitosos empresarios”, “los verdaderos héroes de la humanidad”, como los llama Milei. Afirma que el despliegue del crecimiento económico, a lo largo de la historia de la humanidad, tendría como gráfico la forma de un palo de hockey: una función exponencial, que se mantuvo constante durante el 90% del tiempo desde el año 0, se dispara exponencialmente a partir del siglo XIX. La única excepción a esta historia de estancamiento se dio durante el siglo XVI con el descubrimiento de América. En datos, durante 1800 años el PBI per cápita solo subió 40%, concentrado en el siglo posterior al descubrimiento de América, pero desde la Revolución Industrial el PBI per cápita se multiplicó más de veinte veces (6).
En numerosos artículos de divulgación se ha señalado que Milei emplea el término “descubrimiento”, cuando debería hablar de conquista, y que esta elección podría representar su modo de pensar a la población aborigen como parte de la barbarie que fue “justamente” vencida por la civilización europea. Como para Milei la Historia es una propiedad que sólo se le puede atribuir a Occidente, los europeos en 1492 terminaron con la prehistoria de la barbarie indígena, abriendo con ello el horizonte de la historia americana. Descubrimiento de América: América descubrió qué es la historia gracias a la tarea civilizatoria europea.
Pero lo que me parece importante destacar aquí es lo que Milei considera como excepción en la historia del desarrollo económico, excepción a la que, curiosamente, no le otorga conexión alguna con el surgimiento y conformación del capitalismo. Demasiado silencio ante tanta “explosión de riqueza". Milei omite que esa explosión llamada capitalismo a partir de la Revolución Industrial fue posible fundamentalmente, entre otras razones, por el proceso de acumulación originaria que comenzó con la conquista de América. Nos enseña Milei que América descubrió la historia gracias a Europa, lástima que todavía no nos quiere desasnar sobre cómo Europa descubrió que abalanzándose a través del mar podía explotar la tierra, la plata, el oro y todo lo viviente de América. Sobre este tema podrían ser citadas bibliotecas enteras, no es el objetivo de este artículo hacerlo, pero ya que el Mal elije vestirse de color rojo y se desplaza por el mundo denunciando al capitalismo por injusto, es oportuno y más que suficiente citar al maligno por excelencia, al que lanzó al mundo el concepto de plusvalía para darle nombre a la ignominia que le provocaba la explotación:
El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, la esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión del continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria.
(...) El botín conquistado fuera de Europa mediante el saqueo descarado, la esclavización y la matanza, refluía a la metrópoli para convertirse aquí en capital. (7)
El silencio de Milei ante la acumulación originaria del capital es parte de su teología política. Como planteaba Michel Foucault, siguiendo las huellas de Nietzsche (8), un modo de (no) pensar la historia es deshistorizándola: el capitalismo para Milei tendría un origen (Ursprung) puro, misterioso, sagrado, obra de unos héroes impulsados por las fuerzas del cielo que cada tanto tienen ganas de intervenir en el mundo y desplegar el Bien. Por mi parte, no puedo dejar de mencionar que prefiero la tesis del maligno Marx, quizás porque Peithó sigue de su lado, quizás porque coincidía con Nietzsche en que toda gran invención (Erfindung) en la historia humana tiene sus raíces “en los bajos fondos”, en las luchas, conquistas, rapiñas, que huelen a sangre y lodo.
Si luchaste por un mundo mejor y te gustan esos raros peinados nuevos,
no quiero ver al doctor, solo quiero ver al enfermero
El marxismo, como consecuencia de su derrota teórico-práctica en el plano de la economía social, cambia el color de su ropaje y ahora es verde: para Milei el llamado cambio climático es una mentira más del colectivismo (9). En esta lógica, las Naciones Unidas representarían al marxismo cultural en su máxima expresión. Milei dice no negar el cambio climático como tal, en tanto fenómeno natural cíclico del planeta en su evolución, sino que niega la influencia del ser humano en el mismo. Como en el tema de la conquista de América, se podrían citar aquí estantes enteros para refutar las afirmaciones de Milei, pero considero que en este artículo quizás valga la pena señalar qué medidas se llevan adelante con el ejercicio gubernamental presidido por alguien que niega las graves consecuencias de la praxis humana sobre el medio ambiente.
Me interesa poner el foco en dos artículos claves del DNU 70/2023 publicado en el Boletín Nacional el 21 de diciembre del año pasado, diez días después de haber asumido el gobierno actual (10). El artículo 154 deroga la ley N° 26.737, conocida como “Ley de tierras”. Esta ley del año 2011 establecía los “límites a la titularidad y posesión de suelo a personas físicas y jurídicas extranjeras” y prohibía “la venta en zonas ribereñas”. La derogación de esta ley, claro está, abre el horizonte a las corporaciones económicas y financieras para la compra y usufructo. Por su parte, el articulo 176 del DNU deroga los artículos 16 a 37 de la ley N° 27.424, titulada “Régimen de Fomento a la generación distribuida de energía renovable integrada a la red eléctrica”. Con estas derogaciones, se desactivó el Fondo para la Generación Distribuida de Energías Renovables (FODIS), los Certificados de Crédito Fiscal (CCF) y otros instrumentos y beneficios fiscales para aquellos usuarios que optaran por esta alternativa renovable; por lo que, de seguir vigente el DNU, “ya no se aplicarán los bienes fideicomitidos al otorgamiento de préstamos, incentivos, garantías, la realización de aportes de capital y adquisición de otros instrumentos financieros destinados a la implementación de sistemas de generación distribuida a partir de fuentes renovables”.
Los artículos que van del 497 al 503 constituyen el capítulo titulado "Ambiente” de la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Tales artículos están en sintonía con los tiempos que corren, especialmente enarbolados por movimientos políticos como los encabezados por Donald Trump, que se ha referido al cambio climático como “un cuento chino”, y por Jair Bolsonaro, quien durante su presidencia registró cifras récord de deforestación del Amazonas, ecosistema clave en la regulación climática global.
Finalmente, esta concepción negacionista de los efectos devastadores de la praxis humana sobre el medio ambiente tiene sus raíces en la postura que Milei ya había asumido en el 2020: no niega que el Coronavirus exista, lo que niega es que haya provocado una cantidad mucho mayor de muertos que los que suelen morir en períodos de “normalidad”, sin pandemias, asumiendo así que las cuarentenas preventivas han sido innecesarias y totalitarias (11).
Dame un poquito de amor, no quiero un toco.
Quiero algo de razón, no quiero un loco.
En el ejercicio de su gobierno, Milei despliega una pródiga retahíla de ejemplos que podemos encontrar en su bestiario, es decir, en su catálogo de insultos. A quienes no considera del lado del Bien, es decir de sus ideas, los (des)califica. Si bien el catálogo es variopinto, en gran parte reúne los modos en que toda diferencia es condenada, y condenado por animal el que expresa la diferencia. Su táctica: animalizar al otro que disiente; su estrategia: anular al otro (sus ideas, sus prácticas, su vida) una vez ya animalizado. Burros, corderos, cucarachas, ratas: los disidentes clasificados en especies. No es nueva esta concepción de la política, desde luego, como tampoco es nuevo que esto se haga en nombre del Bien como bandera revolucionaria. Lo novedoso es que se realice desde el Estado a la vez que se proclama que el Estado es la organización criminal universal. Como si partiendo de la premisa de la criminalidad establecida institucionalmente, no quedara otra alternativa más que ejercer la crueldad en su máxima expresión.
Lo nuevo: un fascismo antiestatal que se ejerce desde el Estado en nombre de la libertad que vendrá, ese tiempo en el que advenga plenamente el Mercado, lo Uno, sin disidencia, sin diferencia, sin alteridad alguna. Que La libertad avanza sea ineficaz, torpe y no logre hacer que la realidad sea la escultura que sus ideas pretenden, es un alivio, pero en nada disminuye la preocupación que merece despertar en quienes vivimos en este país.
Para Milei, una parte de los disidentes son burros a los que hay que desasnar mediante la pedagogía libertaria que predica desde el concepto de Estado como organización criminal hasta la apelación a las fuerzas del cielo que juegan el rol decisivo en cada paso hacia la tierra prometida de la libertad y el triunfo final del anarcocapitalismo. Pero la mayoría de los disidentes son ratas que hay que aplastar porque encarnan el mal a través de las prácticas socialdemócratas, socialistas, estatistas, comunistas, colectivistas: los leones de La libertad avanza solo perciben dos colores, el violeta y el rojo. Pareciera que el violeta es de una sola tonalidad, se es libertario o no (hay que reconocerle al gobierno cierto pragmatismo: no importa el pasado, lo que importa es el color del aquí y ahora). Con respecto al rojo, pareciera tener una cantidad infinita de tonalidades, representadas con nombres que van de Marx a Rodríguez Larreta, desde Lenin hasta las Naciones Unidas (nuevamente, el pragmatismo totalizador: infinitos tonos reunidos en un solo color).
En esta rústica ético-política de la mismidad que asume Milei se puede comprender su pensamiento en torno a la cuestión animal. No es de mi interés saber la cantidad exacta de perros que tiene, ni indagar en sus expresiones al considerarlos como sus hijos de cuatro patas, ni hurgar en la procedencia de sus nombres. Lo que me interesa plantear como posibilidad de pensamiento es el modo en que mediante la práctica de la clonación se hace patente la lógica de la mismidad ejercida por Milei y su visceral rechazo a la diferencia.
En un sentido general, la clonación es el proceso que conduce a crear-fabricar estructuras que, si bien no pueden ser sustancialmente idénticas, tienen un conjunto de rasgos constitutivos iguales (12). En términos biológicos, se propone obtener mediante el ADN, de forma no sexual, copias de un ser vivo, célula o molécula ya desarrollado (13).
Me atrevo a afirmar que, en la lógica de Milei, Conan podría ser el nombre del Bien encarnado en un determinado animal, en la expresión individual de un ser vivo, y que mediante su clonación se pretendió asegurar su presencia en varios ejemplares de su especie, más allá de su muerte. Es la búsqueda de la permanencia de la mismidad, su resguardo y aseguramiento, evitando que otra (cualquiera otra) vida introduzca la extrañeza de la otredad. Quizás sea el signo más patente de su lógica identitaria, que teme al otro, a los otros, a todo otro. A la diferencia. Al animal. A la vida.
1. Charly García, “Raros peinados nuevos”, en Piano Bar, Buenos Aires, Polygram/Universal, 1984.
2. Cfr. https://www.pagina12.com.ar/612512-irlanda-modelo-de-los-libertarios
3. “Esto es, al inicio del siglo pasado se nos veía como una potencia con capacidad de disputarle el liderazgo mundial a los Estados Unidos, hoy lucimos como un país que tiene un destino asimilable al presente africano”. J. G. Milei, El retorno al sendero de la decadencia argentina, Buenos Aires, Grupo Unión, 2015, p. 7
4. Milei cita a Ayn Rand: “La raíz de todos los desastres modernos son de índole filosófica y moral. La gente no abraza al colectivismo por haber sido cooptados por una mala teoría económica. La gente acepta a la mala teoría económica porque ha decido abrazarse al colectivismo”. J. G. Milei, El retorno al sendero de la decadencia argentina, ed. cit., p. 9.
5. O. Galor, Unified growth theory, Princeton University Press, 2011.
6. J. G. Milei, Pandenomics: la economía que viene en tiempos de megarrecesión, inflación y crisis global, Buenos Aires, Galerna, 2020, p. 15.
7. K. Marx, El Capital. Crítica de la economía política, trad. Wenceslao Roces, México, Fondo de Cultura Económica, 3ra. edición, 1999, Tomo I, sección séptima, cap. XXIV: “La llamada acumulación originaria”, pp. 638 y 640-641.
8. M. Foucault, Dits et écrits, Paris, Gallimard, 1994, vol.2, n° 84: «Nietzsche, la généalogie, l’histoire» (1971), pp. 136-157. En español hay varias ediciones.
9. J. G. Milei, Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica, Buenos Aires, Planeta, 2024, p. 67. Otras mentiras del marxismo cultural son para Milei todas las ramas del feminismo contemporáneo y el lenguaje inclusivo.
10. https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/decreto-70-2023-395521/texto
11. “No niego la existencia del Coronavirus. No niego su capacidad de contagio. Pero sostengo que perdimos la perspectiva. Sin pandemia alguna, en condiciones normales, las Naciones Unidas estiman que en el año 2020, por la propia evolución natural de la población, deberían morir en el mundo 60 millones de personas. Eso significa 165.000 personas por día. El Coronavirus, para llegar a ese número, tardó 105 días. No, no es un error. Encerramos a la gente y precipitamos, desde el impulso de cuarentenas cavernícolas, una crisis económica sin precedentes a nivel mundial. En muchos casos destruimos también la legalidad y la democracia, por un virus que tardó 105 días en matar a la cantidad de gente que muere, en forma natural, cada día del año”. J. G. Milei, Pandenomics: la economía que viene en tiempos de megarrecesión, inflación y crisis global, ed. cit., pp. 15-16.
12. El principio de los indiscernibles formulado por Leibniz en el §9 de su Discurso de Metafísica no ha sido empíricamente contradicho por las prácticas de clonación en las diferentes modalidades conocidas hasta el momento.
13. Para la cuestión de la clonación me permito sugerir los siguientes libros que se ocupan desde perspectivas distintas:
Louis-Marie Houdebine, Transgenèse animale et clonage, Paris, Dunod, 2001.
J. Panno, Animal cloning: the science of nuclear transfer, New York, Facts on file, 2005.
K. Oliver, Technologies of life and death, New York, Fordham University Press, 2013.
C. Friese, Cloning wild life. Zoos, captivity, and the future of endangered animals, New York University Press, 2013, especialmente el capítulo 1: “Debating cloning”.
14. Un estudio introductorio y riguroso que abarca desde la lectura del genoma hasta la clonación humana: E. Orozco, Así estamos hechos…¿cómo somos?, México, Fondo de Cultura Económica, 2008, especialmente el capítulo 10 sobre la clonación de mamíferos.
15. Sobre la clonación y los modos de divulgación en medios periodísticos: M. Alcíbar, Comunicar la ciencia. La clonación como debate periodístico, Madrid, Consejo Superior de investigaciones Científicas, 2007, especialmente las secciones: IV.2, IV.3 y IV.4, dedicadas a la clonación
Agosto 2024 | Categoría: Artículo