COVID Y PANDEMIAS
La gripe aviar y su expansión actual
Mónica B. Cragnolini
En octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud publicó en su página web un informe sobre gripe aviar (1), en el que señala: “Como los virus de la gripe tienen un reservorio natural en las aves acuáticas, es imposible erradicarlos. Seguirán produciéndose infecciones por gripe zoonótica. Para reducir al mínimo el riesgo para la salud pública, son esenciales una vigilancia de calidad tanto de la población animal como de la humana, una investigación exhaustiva de cada infección en seres humanos y una planificación frente a pandemias basada en el riesgo”.
Se indica en el informe, además, que de los cuatro tipos de virus de la gripe (A, B, C y D) sólo las gripes de tipo A pueden llegar a generar pandemias mundiales. Se especifica que el factor de riesgo se halla en la exposición a aves de corral infectadas, o mercados de aves vivas, y se recomienda cocinar bien la carne y los huevos de dichas aves, porque “algunos casos de gripe A (H5N1) en seres humanos se han relacionado con el consumo de platos elaborados con sangre cruda de aves contaminadas”. Con respecto a la gripe aviar ya se habla de “epizootia mundial” (así lo ha expresado la directora del departamento de Prevención y Preparación ante Epidemias y Pandemias (EPP) de la OMS, María Van Kerkhove), ya que la enfermedad se ha trasmitido a diversas aves y mamíferos marinos y terrestres.
Desde 1997 se han tenido notificaciones de presencia de enfermedad por el virus (H5N1), con millones de infecciones en aves y centenares de casos humanos, muchos de ellos derivados en muertes. El órgano de alerta de la OMS de las gripes es el Sistema mundial de vigilancia y de respuesta a la gripe (2) que, colaborando con la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se encarga de registrar los brotes que surgen, y de evaluar las formas de respuesta a las zoonosis. (3)
Zhang Wenqing, directora del programa de prevención global de la gripe de la OMS, señaló que hasta el 24 de abril de este año 2024 el virus se había detectado en 8 estados de Estados Unidos, en vacas lecheras y terneros (4). Explicando los riesgos de la trasmisión, se refirió a las aves migratorias, y señaló que si bien había partes del virus en la leche cruda, la pasteurización evitaba la infección.
Tanto en el informe del año pasado de la OMS como en la conferencia de la Dra Zhang Wenqing, se señala la importancia de la “vigilancia”, refiriéndose a la necesidad de la atención a los casos que vayan apareciendo, y al necesario reporte a la OMS. Sin embargo, al escucharla, o al leer el informe de la OMS, pareciera que hay algo que falta en este relato, y es la cuestión de “otra” vigilancia que debería ser activada, la vigilancia acerca del tipo de vida que les estamos dando a los animales, sean “salvajes”, sean “domésticos”. Cuando aconteció el inicio de la pandemia en el mercado húmedo de Wuhan, se hizo referencia a algo que también aparece ahora en la narrativa informativa de la OMS, y es la referencia a lo “crudo” y a las costumbres “primitivas”. En ese momento, se habló de la sopa de murciélago. Ahora, la OMS recomienda no beber sangre cruda de aves, ni leche cruda. Durante la pandemia de COVID-19 se habló profusamente de las costumbres “bárbaras” de ciertas comunidades, ya sea desde lo gastronómico, ya sea desde los entierros humanos.
No podemos menos que evocar a Claude Lévi-Strauss en Lo Crudo y lo Cocido, en la medida de la asociación entre lo crudo con lo salvaje, lo que se halla por fuera de los cánones culturales que se consideran aceptables, en este caso, por la ciencia. Este rechazo a lo crudo implica la valoración de la cultura como aquello que puede prevenir, vigilar, sanar enfermedades. Del mismo modo se menciona a las aves salvajes migratorias como trasmisoras de la enfermedad. No es que estas afirmaciones no sean correctas, sin embargo, lo que falta es una parte del relato: la parte que debería indicar por qué esas aves deben migrar desde sus hábitats naturales, qué las expulsa de allí y las obliga a buscar alimento en otras tierras. La cultura (lo cocido) no es, justamente la salvadora en estas situaciones. Levi-Strauss señalaba esa asociación que se hace entre lo cocido, lo cultural, lo transformado, lo domesticado y también lo masculino. Y esto es porque la cocina se considera como una de las primeras muestras de lo cultural, y de la salida de lo “salvaje”.
Lo que falta en el relato sobre el peligro de la gripe aviar es asumir que lo cocido (la cultura) que supuestamente nos salvará de lo crudo (la naturaleza, lo salvaje), es la que provoca la existencia de pandemias. Si bien la migración de las aves está vinculada con condiciones climáticas, búsqueda de mejores lugares para su reproducción, y otras razones, en los últimos tiempos, en que se deforesta, existen incendios en bosques por condiciones asociadas al cambio climático, se crean barrios en humedales, etc., las aves que migran a veces se ven obligadas a salir de sus hábitats fuera de los tiempos habituales, y se deben acercar a las urbes para encontrar alimento (lo vemos en la ciudad de Buenos Aires, en la gran cantidad de cotorras que hay en nuestras plazas . Los gorriones, que llegaron a esta ciudad en 1871, y que existieron como los habitantes privilegiados (junto con las palomas) de nuestras plazas durante más de un siglo, hoy ya no se ven, y su lugar ha sido ocupado por las cotorras).
Si las aves deben migrar de sus hábitats en la época actual, y ubicarse, para conseguir alimentos, en lugares urbanos, hay mucho de lo cocido (la cultura) presente en estos movimientos: la cultura que arrasa con los bosques o los humedales en los que habitan para imponer el emblema de lo cocido, el capital, en los modos de la urbanización y la deforestación, principalmente. Rob Wallace lo indicaba en términos de los nuevos circuitos del capital, que transforman toda la faz de la tierra:
Las redes de relaciones ecosistémicas que el capital y el poder estatal manipulan en su propio beneficio fueron fundamentales para el surgimiento y la evolución de estas nuevas cepas. La gran variedad de patógenos— con sus diferentes taxones, huéspedes de origen, modos de transmisión, cursos clínicos y resultados epidemiológicos— traza diversos caminos que tienen en común las formas de uso de la tierra y de la acumulación de valor extendidas por el mundo” (5)
Esos nuevos usos de las tierras se vinculan con los agronegocios, que necesitan convertir a los bosques en zonas de cultivo de soja y maíz, para alimento de animales de producción intensiva, y expulsan de ese modo a los animales autóctonos que son reservorios de virus. Esos animales migran a lugares en los que se encuentran con animales domésticos en condiciones de hacinamiento en granjas avícolas, feedlots, etc., y se produce el salto viral, que convierte a estos animales en hospedadores de esos virus, que luego pueden saltar a los humanos. En el informe de la OMS falta esta parte del relato: porque por más vigilancia que se ponga sobre los animales, el problema no está en ellos, sino en los circuitos del capital, que generan, como señala Wallace, alianza con los virus. El capital le da a estos virus las condiciones para su desarrollo y expansión, y los virus aportan ganancias al capital, que deberá idear medidas de bioseguridad, generación de vacunas, etc.
Es cierto que la Organización Panamericana de la Salud, en su informe sobre la gripe aviar, a diferencia de la OMS, parece reconocer la relevancia del capital, ya que señala:
Entre otras cosas, se calcula que el aumento de brotes de enfermedades emergentes y reemergentes del ganado en todo el mundo desde mediados de los años 90 ha costado al mundo 80.000 millones de dólares. Un factor importante en la aparición de nuevas zoonosis es el contacto más estrecho con la fauna salvaje tanto de los humanos como de sus animales domésticos, causado en particular por la creciente invasión de los hábitats de la fauna salvaje. Otros factores generales son los cambios medioambientales, la globalización de la producción y el comercio de alimentos, la adaptación microbiológica y los factores de comportamiento humano. (6)
Se reconoce al capital en doble sentido: por los costos que generan las enfermedades del ganado, pero al mismo tiempo, y de manera no tan explícita, por el modo en que el capital las produce, ya que se indica la invasión de hábitats salvajes, cambios medioambientales, y globalización de la producción de alimentos. Nuevamente el círculo se cierra siempre sobre lo mismo, la ganancia. El proceso de acumulación de capital ha generado continuas rupturas metabólicas, visibles en el cambio climático y en las enfermedades zoonóticas vinculadas con la producción intensiva de animales. No se trata, entonces, de vigilar si las aves migratorias están enfermas y no acercarse a ellas (7), sino de analizar las relaciones que posibilitan la organización de esos circuitos del capital, capital que, por más que aparentemente pierda algo en las pandemias, siempre termina ganando y acumulando.
1. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/influenza-(avian-and-other-zoonotic)
2. https://www.who.int/initiatives/global-influenza-surveillance-and-response-system
3. El Flu-net proporciona información de todos los casos reportados de gripe en el mundo, https://www.who.int/tools/flunet/flunet-summary
4. https://www.unognewsroom.org/story/en/2159/update-on-h5n1-who
5. Rob Wallace, “Agronegocio, poder y enfermedades infecciosas”, trad. G. Romero, en Animula octubre de 2021, https://www.animula.com.ar/agronegocio-poder-enfermedades
6. https://www.paho.org/es/temas/influenza-aviar
7. En una entrevista en CBS news, Philip Meade, becario postdoctoral en Icahn School of Medicine, señala que si vemos un ganso canadiense no intentemos acercarnos y atraparlo.
8. https://www.cbsnews.com/newyork/news/bird-flu-new-york-city/?intcid=CNM-00-10abd1h
Agosto 2024 | Categoría: Artículo